El desastre mediático del asesinato de Nahel 

Se ha hecho habitual leer y oír noticias, análisis, debates y tertulias sobre cualquier acontecimiento, impregnadas de desconocimiento, repetición de datos e información sin contrastar, simplismo, comparaciones que rozaban lo absurdo y minimizando o maximizando de los hechos dependiendo de la línea ideología de la editorial del medio. Pero, en el caso del asesinato de Nahél en Naterre (Ile de France) a manos de un policía y los disturbios que generó fue descarado, el trato periodístico fue instrumentalizado y sin verdadero interés por mostrar los hechos, analizarlos e indagar en su fondo. Especialmente los medios en castellano de España y América Latina, aunque en francés e inglés también hubo mucho de eso, podría decirse que era más equilibrado al haber paralelamente periodistas y medios más profesionales con interese de cercarse a la verdad.      

Gran parte de las cosas que se dijeron y se repitieron hasta la saciedad eran falsas, exageradas, amarillistas, sacadas de contexto, replicaban discursos de medios franceses que no tienen ninguna credibilidad, seriedad y que son de una línea ideológica de extrema derecha. Y puedo asegurarlo porque estuve en la manifestación de Nanterre que desato los disturbios, en otras posteriores y vivo en una ciudad al lado de esta. Por su parte, la mayoría de debates y tertulias que hacían eran superficiales, sin fondo, sin contenido, con argumentos débiles, desacertados e imprecisos y estableciendo ciertas comparaciones con la realidad de las fuerzas del orden de sus países con la de Francia, pero también con la emigración, religión y delincuencia. Una sopa de fruta en la que metieron de todo. 

Los/as periodistas, analistas y los/as generadores de contenido, aunque con estos últimos no centro el foco, porque la mayoría no dejan de ser opiniones que cualquiera puede dar sin conocer el terreno ni estar obligado hacerlo. El problema es con quienes sí tienen esa responsabilidad y no se tomaron la molestia de leer e investigar un poco sobre la sociedad francesa, al menos durante los últimos 20 años para acercarse a comprender el fondo del conflicto, sus orígenes, la realidad de las calles, la idiosincrasia francesa en especial la del área metropolitana de París. Solo se limitaron a repetir, instrumentalizar y omitir, en el caso de que lo hubieran sabido, que unos meses antes del asesinato de Nahél otro chico fue tiroteado por otro policía y previamente 15 desde el 2022, otros cuantos se encuentran en investigación y muchos otros no saldrán a la luz porque no habían cámaras.  

Lamentablemente, la violencia policial de las fuerzas del orden francés   

La sociedad francesa, como cualquier sociedad del mundo tiene aspectos complejos, propios y particulares, y otros más comunes al resto de sociedades. Pero en el asesinato de Nahel y todo lo que ha provocó, es una problemática muy particular de la sociedad francesa, compleja, que no se puede comparar al abuso de la violencia de las fuerzas policiales en América Latina, de los casos puntuales en España u otras problemáticas que están presentes en nuestras sociedades, porque de hecho, en el caso de España, es más habitual que las fuerzas del orden se quejen de las fuertes limitaciones que tienen para actuar. 

Para dar unas pinceladas breves, la historia, sistema político, geografía (junto al Reino Unido, los dos países del mundo en tener territorio propio en la mayoría de continentes), idiosincrasia, relación con la libertad, codificación social, procesos migratorios y la influencia que aún ejerce Francia en los países que colonizó. Lo cual no tienen nada que ver con la configuración y problemáticas de la sociedad española y menos de América Latina, entonces, muchos aspectos son incomparables. Sin embargo, esas personas que pretendían contar, explicar o dar un supuesto análisis de lo que pasaba en Francia, desde la comparación, se equivocaron, además de distorsionar los hechos y el contexto.  

Desde hace más de 50 años los diferentes gobiernos de Francia le han dado más y más poder a las diferentes fuerzas de seguridad del país, lo cual el cine ha reflejado desde hace décadas, por ejemplo la película “La haine” hace 28 años. Y ello se debe en gran parte al trauma de la segunda guerra mundial, a la necesidad de fortalecer las fuerzas estatales que garanticen que nunca más serán invadidos, enalteciendo el sentimiento patriótico de todas las fuerzas, cosa que es normal y compresible, pero es un sentimiento aún más profundo o extremo en los países que vivieron en carne propia la ocupación alemana y la rusa. Lo más parecido que podríamos rebuscar en América Latina, es la colonización en el 1.500 y quizás en otra dimensión, algunos conflictos fronterizos entre algunos países en el siglo XX, y en España sería el intento de invasión de Napoleón a principios del siglo XIX. Con lo cual, la época y el contexto de estos acontecimientos son tan distantes, que no se pueden comparar las consecuencias, sentimiento patriótico de protección e incluso miedo de las fuerzas policiales de Francia.

Esta política de dar mucho poder a las fuerzas del orden y seguridad, después de la segunda guerra mundial, se afianzó con los ataques terroristas que experimentó Francia en el propio territorio. Los primeros fueron los de la década de los 60 como consecuencia del proceso de descolonización de Argelia; atentado mortal en el tren Vitry-Le- Françoi en 1961. Luego los que experimento al ser escogido como el centro de ataques anti imperialistas; atentado del Chacal en la galería Drugstore Publicis de París en 1974, entre otros. Posteriormente, diferentes ataques a disidentes políticos refugiados en Francia: asesinato de tres militares del PKK en París en intentos a personalidades iraníes, entre otros. Paralelamente, experimento actos terroristas como venganza a sus acciones militares en otros países, fuera y dentro del territorio, y más recientemente los asesinatos yihadistas.

Así que, ese poder para proteger a la población, poco a poco se ha ido convirtiendo para muchas/os agentes, más no para todos/as, en un exceso de poder, una carta abierta para actuar, amparado y justificado por el estado. Ello se evidencia en múltiples acciones, inaceptables en la mayoría de los países europeos. Por ejemplo, en cualquier momento y en cualquier lugar, la policía te puede detener, pedir identificación, cachearte y llevarte a comisaria, aunque no hayas hecho absolutamente nada, si ellos/as consideran que hay incidió de algo o de nada, lo hacen y luego averiguan. El problema de esos indicios es que no son indiscriminados, son en su mayoría a personas de origen magrebí o negras, y lo curioso también aquí, es que una parte de la sociedad francesa no acaba de reconocerse como mediterránea; una mezcla étnica que comparte facciones físicas con todos los países del mediterráneo, desde medio oriente hasta el norte de África, se perciben diferentes. Tema para otro artículo. 

Y eso viene de que aún hay un fuerte racismo en la sociedad, que contrasta con el lado abierto, progresista y mulitiétnico que también existe, que se resalta, se exporta y del que estamos orgullosas, pero que lamentablemente no representa a la mayoría del país. Tu origen, color de piel, nombre y apellido, religión que profeses y hasta el lugar donde vives, son condicionantes, determinan muchas cosas y establece diferencias. Esto por supuesto, pasa en muchas sociedades, pero la diferencia que evidencio en Francia, es que se plantea en estos términos: aún y cuando hayas nacido en Francia, incluso tus padres, pero son por ejemplo de origen argelino, ante muchos franceses/as eres más argelino que francés o directamente argelino.  

Esta señalización y diferenciación, establecida habitualmente de manera peyorativa puede hacer mucho daño, sobre todo a los/as jóvenes que son forzados a no sentirse parte de donde son y ser increpados por las fuerzas del orden en todo momento por sus facciones y color de piel. Y esta es otra evidencia, diariamente y varias veces al día en el área metropolitana de París, estos jóvenes son detenidos y cacheados yendo al colegio, en la estaciones de metro, parques, plazas o en cualquier lugar, si que que hayan hecho nada. Presumiendo que son delincuentes o algo habrán hecho, relacionando automáticamente sus características físicas con criminalidad, y aquí se sientan las bases de la problemática, 

Para entenderla hay que remontarse a los procesos migratorios, por el ejemplo, el magrebís, que se intensifica en las décadas de 1940 a 1960, cuando Túnez, y Marruecos (protectorados franceses) y Argelia, departamento de Francia, es decir, si nacías en dicho país eras francés. Migración iniciativa por los gobiernos franceses, para sumar filas en los frentes de batalla y mano de obra para trabajar, mientras paralelamente, miles de franceses del continente también migraban a estos países. Creándose un vinculo muy estrecho entre las partes, con aspectos positivos, pero sin olvidar que estos países así como los África Subsahariana, estaban bajo las directrices, control y dominio francés.

Por ello, a la mayoría de personas que llegaban de cualquiera de estos tres países a Francia para trabajar, eran colocados en ciudades, barrios y residencias establecidos por el gobierno de turno, no eran ellos/as quienes elegían donde vivir y la mayoría de veces esos lugares eran aislado, precarios y con diversas problemáticas. Incluso se llegaron a construir prácticamente ciudades de la nada para alojarles, estableciendo de base diferencias marcadas entre los autóctonos y los/as recién llegados, estos últimos no contaban con los mismos derechos, no tenían acceso a muchas cosas, ni salarios que les permitieran salir de los guetos o disfrutar de las cosas propias de ciudades como París. Estaban forzado a vivir y hacer lo que el gobierno francés les designaba, creándose algo parecido a una subcultura, que devino en guetos en las zonas metropolitanas de las grandes ciudades, 

Comúnmente el periodismo desconocedor de todo en español, se refiere a ellas con la palabra francés "banlieue" (suburbios), para caen en un error, porque en francés no es el termino que define esas ciudades o esos barrios (cárceles a cielo abierto como alguna vez escuche decir) de obreros magrebís, de hecho, no hay un termino que las defina. Ya que en los suburbios hay muchas ciudades ricas, cuya población tiene ingresos muy altos y antiguamente eran las ciudades de la nobleza, bueno, la mayoría lo sigue siendo. Y aunque esto sea más una cuestión terminología y de forma, deja ver que muchos de lo que habéis leído y escuchado durante los trágicos hechos y los disturbios en los que derribaron, fueron tratados sin conocimiento de la configuración y la realidad francesa,              

Volviendo a los hechos históricos y sociológicos, una vez estos tres países consiguieron la independencia, muchas personas regresaron a ellos pero otra mucha se quedo, después de años y ya arraigados, hicieron de Francia su hogar. Trabajaron mucho para salir de esos guetos, muchos los consiguieron pero otros muchos no y son estos últimos quienes habiéndose quedado, trabajaron para mejorar las condiciones de vida en estas ciudades o barrios y su configuración, por supuesto de la mano de políticas más conscientes de la discriminación institucional, económica y social que se creó. Pero no es tarea fácil, sus nombres, orígenes, etc, y seguir viviendo allí, les impide a acceder a trabajos más calificados, profesiones y oficios, que a su vez les permite tener un ingreso más alto y poder hacer cosas tan sencillas, como disfrutar del arte y la cultura de París. 

Es así que, discriminaciones y falta de oportunidades fueron la combinación perfecta para que algunas personas se desvíen y cometieran hechos delictivos, bastaron alguno un poco relevantes para sumarle otro estereotipos discriminatorio a esta poblaciones: delincuentes, aunque la gran mayoría sean personas trabajadoras, comunes y corrientes. Así se convirtieron en el objetivo principal de todas las fuerzas del orden, de manera descarada y humillante. Relato el caso que vivió un amigo de joven; estaba de madrugada bebiendo y fumando marihuana con amigos en Versalles, todos residentes en dicha ciudad, tomaron el coche para ir a otro lugar y la policía los detuvo, les increpo por ir bebidos y fumando, pero solo saco del coche y registro al único chico negro que había, el que menos bebió y no fumaba. Esta experiencia les marco a todos y no fue un hecho aislado para ninguna pues vivirían más de este tipo. A fuerza de esto, mi amigo comprendió que gozaba de privilegios, por ser un poco más blanco y tener un apellido francés.

Esta manera de accionar de algunos/as agentes las fuerzas del orden durante años, no han sido una invitación a disuadirlos a no caer en malos pasos, si no ha vivir experiencias humillantes e injustas. Diariamente y varias veces al día en el área metropolitana de París, muchos jóvenes son detenidos y cacheados yendo al colegio, en el metro, plazas, salida de centros deportivos, en cualquier lugar. Lo que obviamente ha generado un sentimiento de desconfianza, injusticia y rabia ante las fuerzas del orden, incluso ha generar el efecto contrario, pues también esta dinámica afecta la psiquis y de tanto ser señalados y tratados como potenciales delincuentes, se han convertido en ello. Un efecto contrario y perverso de los que existe muchos ejemplos. 

Hilado con esto, medios de España y AL repiten la teoría de que muchas de estas personas, especialmente los jóvenes, no se siente franceses o reniegan de Francia, lo cual es falso, se sienten franceses y orgullosos de ello, compaginándolo con la cultura de sus orígenes, sin ninguna incompatibilidad o imposición de esta sobre la francesa. Otra cosa es que hayan algunas personas, cuyo recordatorio constante de su origen, color, religión, etc, como diferencias que conllevan a un trato diferencial, inferior y discriminatorio, reproducen el mismo efecto mencionado anteriormente; sentirse que son menos franceses. Y como cualquier ser humano, es importante sentirse parte de una comunidad con las que compartes una historia, valores, idioma y creencias, pero si esta te falla, instintivamente te aferras a la que satisfaga el sentimiento de pertenencia y esa es la de tus antepasado.    

Esa es la realidad,       

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Mars
2020